Por Adriana Pizarro Naranjo
El sistema nervioso está formado por una serie de órganos y estructuras que se encargan de coordinar y regular las funciones de todos los aparatos y sistemas del organismo. De alguna manera, se puede afirmar que el sistema nervioso es el director del organismo. Consta de dos partes: el sistema nervioso central, que comprende las estructuras que se alojan dentro del cráneo y la columna vertebral; y el sistema nervioso periférico, compuesto, básicamente, por los nervios que emergen desde dichas estructuras y se distribuyen por todos los órganos y tejidos del organismo. Las principales células del tejido nervioso son las neuronas. La función de las neuronas es recibir, procesar y transmitir información en forma de impulsos nerviosos. Las conexiones inter neuronales, llamadas sinapsis, son de crucial importancia, la información llega a las dendritas y sale de ellas por medio de los axones. [1]
Sistema Nervioso Central
Controla y coordina la actividad de todos los tejidos del organismo y es también la sede de las funciones intelectuales. Tiene forma de tubo, y sus paredes, más o menos gruesas según los segmentos, forman distintas estructuras y órganos.
El cerebro y el diencéfalo: El cerebro, contiene miles de millones de neuronas, es un órgano con forma semiovoide y su superficie rugosa, que ocupa la parte anterior y central de la cavidad craneal. En el cerebro se integran las percepciones sensitivas, se generan los impulsos de los movimientos voluntarios y se realizan las funciones intelectuales. El cerebro está divido en dos mitades o hemisferios cerebrales, en cuyo interior se encuentran los dos ventrículos laterales. La corteza del cerebro, es un tejido de sustancia gris de unos 3 mm de espesor, está surcada por unas hendiduras muy profundas, que limitan a los distintos lóbulos cerebrales. [2]
El tronco encefálico: Es un órgano cilíndrico que ocupa la parte inferior del cráneo y que conecta el cerebro con la médula espinal. [3]
El cerebelo: Es un órgano del tamaño de una naranja, que se ubica por detrás del cuarto ventrículo y por debajo de la parte posterior del cerebro, y que ocupa la parte posterior e inferior de la cavidad craneal. El cerebelo interviene en las funciones nerviosas más primitivas: la orientación en el espacio y el equilibrio postural, el tono muscular y la coordinación de los movimientos automatizados, como la marcha.
La médula espinal: Es un órgano cilíndrico, de unos 45 cm de largo, que discurre por el interior de la columna vertebral y que conecta el encéfalo con los nervios que se distribuyen por los tejidos. Su función es transmitir y coordinar los impulsos sensitivos y motores. A lo largo de la médula espinal se distinguen cuatro porciones, que se relacionan con los segmentos de la columna vertebral, que los rodean: la médula cervical, la dorsal, la lumbar y la sacra. Por fuera, la médula espinal está recubierta por la meninges y por dentro discurre el epéndimo, que continúa al cuarto ventrículo. [4]
Sistema Nervioso Periférico
Comprende las estructuras nerviosas que se encuentran fuera del cráneo y de la columna vertebral: los nervios periféricos, los ganglios nerviosos y, por último los plexos nerviosos. Los nervios periféricos son haces de fibras nerviosas envueltos en una capa de tejido conjuntivo, el epineuro. Los nervios periféricos incluyen los nervios o pares craneales. En los nervios, la conexión entre dos neuronas, en el sentido longitudinal, se efectúa en unas dilataciones de sustancia gris, ricas en cuerpos neuronales, llamados ganglios nerviosos.
Sistema Nervioso Autónomo
Comprende una serie de estructuras y mecanismos que tienen la misión de regular el funcionamiento de las vísceras internas. El sistema nervioso autónomo no está conectado a la corteza cerebral, por lo que, a diferencia del resto del sistema nervioso, no genera ni transmite sensaciones que se perciban conscientemente, ni es responsable de movimientos voluntarios, más bien actúa de forma involuntaria y autónoma. [5]
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